En este blog hablaremos sobre una duda común en el mundo de las organizaciones y sociedades: cuáles son los principales aspectos que diferencian a una sociedad “civil” y una sociedad “mercantil” Si aún no lo sabes, ¡no te preocupes!
Aquí te explicaremos algunas nociones básicas de manera breve y clara para que puedas pensar en cuál es tu mejor opción. ¡Comencemos!
Una de las decisiones más importantes que debes tomar al crear una organización es decidir si quieres que sea de carácter mercantil o civil. Para tomar esta decisión, el objetivo general que persigues, así como qué es lo más relevante para ti: tus socios como personas o el dinero que ellos puedan aportar. Definir estos dos aspectos te ayudará mucho para elegir.
A continuación exploraremos algunos conceptos para que los tengas en mente a la hora de pensar en qué te conviene más, según tus objetivos, preocupaciones y necesidades. No olvides considerar los siguientes comentarios como meramente informativos, y no basados en ninguna legislación en particular. ¡Nunca olvides solicitar asesoría jurídica especializada, para ya tomar decisiones concretas! Dicho esto, quizás puedas tomar la siguiente discusión como un punto de referencia para pensar en posibles opciones, y en preguntas que hacerle al asesor jurídico de tu preferencia.
Primera aproximación: ¿función o lucro?
La creación de una empresa ciertamente puede ser un camino emocionante, pero también puede generar muchas dudas personales y técnicas. Uno de los primeros aspectos técnicos a considerar es el tipo de sociedad que se debe crear. Hay distintos tipos de sociedades, pero por el momento pensemos en la clasificación más genérica: las sociedades civiles, por un lado, y las sociedades mercantiles, por el otro. Ambos tipos de sociedad comparten similitudes, pero también presentan diferencias fundamentales. ¿Qué es una organización civil y qué una empresa mercantil?
En términos generales, una organización civil es una organización conformada por individuos que se asocian con un propósito común, que no es principalmente con fines comerciales ni lucrativos. Estas organizaciones suelen estar enfocadas en llevar a cabo actividades profesionales, o bien objetivos sociales, culturales, científicos, artísticos, entre otros.
¿Qué quiere decir esto? Si tu intención es llevar a cabo una actividad específica, como ejercer tu profesión con otros colegas profesionistas –por ejemplo un bufete de abogados o un despacho de contadores–, entonces es probable que una organización civil sea la opción más adecuada. Lo mismo ocurre si deseas emprender acciones en beneficio social. Piensa, por ejemplo, en una Organización No Gubernamental (ONG) que se constituyó con el propósito de que algunas personas pudieran, digamos, defender el derecho de los animales. Por supuesto buscarás tener fondos para operar, pero al final esta actividad no tiene un carácter comercial, no buscas generar beneficios económicos (lucro), sino ayudar animales. Por tanto, es de carácter civil. Realizas actividades hasta donde tus fondos te lo permitan, no más y tampoco menos.
Las sociedades mercantiles siguen una lógica muy distinta. Ellas son consideradas ‘empresas’ en el sentido más estricto de la palabra. Una sociedad mercantil es una forma legal de organización empresarial en la cual dos o más personas se asocian para llevar a cabo actividades comerciales con el objetivo de obtener lucro. En este tipo de estructura, los socios aportan bienes, servicios o dinero al negocio. Si tu negocio tiene ganancias (o utilidades), entonces tú y tus socios comparten las ganancias. Si el negocio tiene pérdidas (más costos y gastos que ingresos), entonces tú y tus socios son responsables de pagar las pérdidas por la actividad comercial. A esto nos referimos con el concepto de ‘especulación comercial’: al participar en el mercado puedes ganar o perder.
Imagina, por ejemplo, que deseas abrir una tienda para mascotas. Tu deseo tiene costos y gastos, pues debes rentar un local, comprar productos, y probablemente pagar salarios de al menos alguna persona que te ayude. Para generar ganancias ofreces tus servicios de, digamos, peluquería canina; también vendes artículos como alimento o juguetes para perros. En este caso, estás apostando a que tus bienes y servicios serán aceptados por el mercado y tendrás clientes que te ayudarán no sólo a cubrir tus costos y gastos, sino a generar utilidades (lucro), para crecer y expandirte a otro local. En este caso, lo más apropiado sería optar por una sociedad mercantil, que te permita especular comercialmente con el propósito de obtener lucro, o utilidades, mediante la venta de productos y servicios.
En definitiva, la elección entre una organización civil y una sociedad mercantil dependerá en gran medida del objetivo que persigas con tu sociedad.
Constituye tu negocio empieza con un pago reembolsable y el resto al firmar el acta.
¿Las personas o el dinero?
Es fascinante observar cómo las organizaciones civiles y mercantiles, al tener objetivos tan distintos, exhiben estructuras internas y modos de operación basados en lógicas completamente diferentes.
La organización civil está enfocada más en la finalidad que persiguen las personas que las crean. Por tanto, son los socios la clave de la organización; importa mucho la calidad de la persona cuando entra a la organización, y por tanto las responsabilidades de los socios ante terceros no se limita, pues ellos son personalmente responsables de sus respectivas actividades.
Para comprender por qué las organizaciones civiles ponen tanto énfasis en las personas pensemos en un ejemplo. Dos estudiantes de arquitectura son amigos y acaban de titularse. Ambos se conocen y saben que donde uno es bueno en una cosa, el otro es bueno en otra cosa: ambos se complementan. Por tanto, como se tienen confianza personal y saben de las habilidades específicas del otro, deciden crear una sociedad que les permita realizar actividades de forma conjunta. Esta sería una sociedad civil, y no sólo porque es un medio para realizar actividades profesionales sino también porque la unión deriva de la calidad de las personas involucradas: ellos no quieren asociarse con quien sea, sino precisamente con aquella persona que les hace pensar que complementa sus habilidades.
Por el contrario, la empresa mercantil está enfocada en la obtención de lucro en sí, mediante las actividades que sean necesarias para ello. Así, los socios no se entienden como la clave de la empresa: la clave es el capital que aportan. Como la calidad de la persona importa poco, las responsabilidades de los socios suelen estar limitadas a sus aportaciones, salvo casos excepcionales.
Imagina que tú y un amigo son excelentes chefs y quieren abrir un restaurante. Juntos han invertido $50,000 cada uno, pero aún necesitan $50,000 más para comenzar. Deciden crear una sociedad y emiten 50,000 acciones, cada una con un valor de $1 peso. Ahora, cualquier persona que quiera unirse, ya sea una o varias, puede comprar estas acciones. No importa si saben cocinar o no, lo crucial es que aporten el dinero representado por las acciones para que puedan financiar el restaurante. Si el negocio prospera, todos los accionistas, independientemente de cuándo se unieron o si tienen habilidades culinarias, comparten las ganancias en proporción a sus acciones. En cambio, si las cosas no van tan bien y hay pérdidas, todos los accionistas, incluyéndote a ti y a tu amigo, asumirán esas pérdidas según la cantidad de acciones que posean.
¿Responsabilidad ilimitada, o responsabilidad limitada?
En este contexto, es fácil entender por qué la responsabilidad de los socios suele ser diferente en una organización civil en comparación con una mercantil. En las organizaciones civiles, donde se pone énfasis en las personas y en su actividad, los miembros asumen una responsabilidad jurídica ilimitada. Esto significa que están dispuestos a utilizar su patrimonio personal para cubrir las deudas que pueda acumular la organización.
Imagina que tú y dos amigos deciden crear una sociedad civil para realizar eventos comunitarios. Todos comparten la sociedad de manera equitativa. Ahora, si en algún evento algo sale mal, por ejemplo, un invitado rompe todos los instrumentos musicales, generando una deuda de $50,000, la situación se complica. En este caso, no solo la organización puede ser demandada, sino que ustedes personalmente también podrían ser responsables. Esto se debe a que las deudas de la organización se consideran como deudas de cada uno de ustedes, y los demandantes podrían buscar recuperar el dinero no solo de las cuentas y los bienes de la organización, sino también de sus propias cuentas y bienes personales.
En cambio, en las empresas mercantiles, donde el dinero guía la lógica empresarial, los socios suelen disfrutar de una responsabilidad limitada. Esto significa que su responsabilidad se limita al dinero que han invertido en la empresa. En este punto, las empresas mercantiles proporcionan una mayor protección legal y patrimonial a sus propietarios, lo que se puede ver como una ventaja.
Para entenderlo mejor, imagina que decides abrir una tienda de ropa con un amigo. Cada uno invierte $50,000 para empezar el negocio. En un escenario desafortunado, la tienda enfrenta pérdidas y deudas por $100,000. Con la responsabilidad limitada, tu y tu amigo solo serían responsables de las deudas hasta el límite de su inversión inicial, es decir, $50,000 cada uno. No estarían obligados a usar su dinero personal más allá de esa cantidad, brindándoles así una protección financiera.
Algunos factores de índole financiero
Más allá del marco legal, debemos enfatizar la importancia de las finanzas, para que no omitas tener en cuenta esto. ¡Las finanzas son tan importantes como los aspectos legales! Pensemos solo en los siguientes tres ejemplos:
Programas de gobierno e incentivos fiscales. Tanto las organizaciones civiles como las empresas mercantiles pueden beneficiarse de programas de gobierno especializados e incentivos fiscales destinados a impulsar sus respectivas actividades. En el caso de las organizaciones civiles, estos programas e incentivos a menudo se centran en áreas específicas, como la protección forestal o la educación. Por su parte, las empresas mercantiles también tienen acceso a incentivos para el emprendimiento, promoviendo la innovación y el crecimiento empresarial. ¡No olvides averiguar qué programas públicos existen y qué incentivos fiscales te podrían aligerar tu camino emprendedor!
Acceso a Capital. El acceso a capital se presenta como un factor crucial al evaluar qué tipo de organización establecer. Las organizaciones civiles, al no perseguir fines lucrativos, experimentan restricciones para generar ingresos, los cuales, en la mayoría de los casos, se obtienen exclusivamente de sus propias actividades. En contraste, las empresas mercantiles disfrutan de una libertad financiera que les permite inyectar recursos a la sociedad, incluso sin tener ventas derivadas de su actividad comercial. Esta flexibilidad financiera brinda a las empresas mercantiles la capacidad de diversificar sus fuentes de financiamiento, abriendo puertas a una variedad de opciones que van desde captación de inversiones –por ejemplo por vía de emisión de acciones– hasta préstamos comerciales, consolidando así su posición financiera robusta y dinámica.
Donataria autorizada. La designación como ‘donataria autorizada’ es un distintivo legal exclusivo para las organizaciones civiles, siempre que éstas cumplan ciertas condiciones legales particulares. Este estatus singular confiere a estas entidades la capacidad de recibir donaciones deducibles de impuestos y contribuciones sin incurrir en impuestos sobre la renta. En ningún caso, una sociedad mercantil puede aspirar a obtener este estatus privilegiado. No olvides considerar si tu puedes beneficiarte de la posibilidad de volverte donataria autorizada, dado el tipo de actividad a realizar. Tampoco olvides que no sólo hay beneficios con esto: también hay obligaciones fiscales importantes, sobre todo a la luz de la regulación antilavado de dinero.
Conclusión: Elige la opción que más se adapte a tus necesidades empresariales
En resumen, la elección entre una organización civil y una empresa mercantil dependerá de tus objetivos (si buscas realizar una actividad o generar lucro), de tu enfoque principal (ya sea en las personas o en el dinero) y de tu preferencia en cuanto a la extensión de la responsabilidad legal (ilimitada o limitada). Claro que esto es una generalización: ¡ten en cuenta que existen varios tipos específicos de sociedades civiles y mercantiles, cada una con características particulares!
Esperamos que esta breve guía te haya proporcionado una visión inicial sobre las opciones disponibles y algunos aspectos clave a considerar como emprendedor. ¡Ahora es tu momento de evaluar cuál es la mejor opción para ti y lanzarte a crear tu organización o empresa! Al tomar decisiones informadas, aseguras el éxito de tus iniciativas tanto en el ámbito social como en el empresarial. Y recuerda, ¡las finanzas son tan cruciales como los aspectos legales! ¡Anímate a emprender y alcanzar tus metas!
Autores: Erwin Bach, Marianela Ávila Meade, Aimi Kawasaki Ueda y Marianne Casillas Anaya.